Vivimos en un mundo saturado de productos, servicios y experiencias. La mayor parte de ellos son de gran calidad y muy similares entre sí. En este entorno cada vez es más difícil para los consumidores diferenciar entre productos o servicios, y para las marcas diferenciarse entre si.
Enfrentados a posibilidades de elección infinitas, los consumidores buscan atajos y reafirmaciones rápidas que garanticen que las elecciones que hacen serán las más adecuadas para ellos. Aquí es donde entran las marcas.
Una marca es una promesa
Todas la grandes marcas transmiten su propia promesa: BMW promete el disfrute en la conducción de sus coches, Apple promete innovación, IKEA o ZARA prometen diseño a bajo precio, Danone promete salud, L’Oreal promete belleza y juventud, etc. Cuanto más fuerte es la marca, más facil es reconocer su promesa.
Cuando entramos en contacto con una marca, ya sea por haber visto un anuncio, por la recomendación de un amigo o por haber probado su producto, interiorizamos su promesa. De esta forma, cuando buscamos un producto o servicio solemos acudir a aquellas marcas cuya promesa se ajusta a nuestra necesidad.
Una marca fuerte es aquella cuya promesa se diferencia claramente de las de sus competidores. Las marcas más fuertes suelen ser además referentes en sus respectivos sectores.
No hace falta invertir millones de pesos
Cuando hablamos de marcas fuertes solemos pensar en las grandes marcas (Movistar, Danone, Renault, Coca-Cola, Mahou, el Banco Santander…) que invierten muchísimo dinero en comunicación. Las vemos cuando encendemos la televisión, cuando caminamos por la calle, cuando vamos a un evento deportivo… Están en todas partes porque tienen el dinero necesario para ello. Sin embargo, existen marcas fuertes a todos los niveles: desde una tienda de barrio hasta una empresa industrial a nivel nacional. Incluso muchas personas (deportistas, actores, cantantes…) son consideradas como marcas.
Lo que hace a una marca fuerte no es la cantidad de dinero que invierte en publicidad, sino la forma en que demuestra, día a día, su compromiso con la promesa que hace a sus clientes y que la diferencia del resto de marcas de su sector.
Muchas marcas han terminado desapareciendo por no lograr conectar con el consumidor de una forma clara y diferenciada.
Por eso, si quieres fortalecer tu marca, lo primero que deberás preguntarte es: ¿en qué se diferencia mi oferta de productos o servicios de la de mi competencia?. Si no tienes una respuesta clara e inmediata a esta pregunta, tienes un problema.
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