Igual que el ser humano, las marcas nacen, crecen, respiran, transpiran, algunas se reproducen y tarde o temprano mueren. Incluso también a veces se enferman, necesitan un face lift, hay que “apapacharlas”, etc.
Las marcas viven y buscan ser exitosas para permanecer en la mente y corazón del consumidor. Tener un valor afectivo, emocional además del obvio funcional.
Al consumidor ya no le convencen frases como ‘el más grande’, ‘el más barato’, ‘más cantidad’ o ‘más fuerte’; necesita conectarse con las emociones.
Los mercados son dinámicos, los consumidores cambian, la sociedad se actualiza y las marcas no pueden permanecer iguales. El valor del que hablamos se crea en la mente y los corazones de los consumidores, pero desde los empleados que desarrollan la marca. Si ellos no la quieren, los compradores menos. Phil Knight, ceo fundador de Nike, lo resumía diciendo: “antes de ser empleados, aquí somos todos atletas.”
Hay que convertir el contacto de las marcas con los consumidores, en una experiencia. La sociedad actual está saturada de mensajes. El intenso desarrollo de los medios de comunicación, la velocidad de los mensajes actuales, y las nuevas plataformas tecnológicas, generan cada día más contactos con los potenciales clientes. La pregunta es saber si son efectivos o no. La única forma de garantizar que el consumidor interiorice el mensaje de la marca es que viva su propia experiencia. Starbucks ya es un experto en el tema y si tienes alguna duda ve a hacer cola a alguna sucursal.
1 comentario:
esta nota tiene toda la razon las marcas viven y si no las alimetas se mueren, para empezar los empleado deben ponerce la marca antes que nada, sentirla, vivirla ya que esto se lo transmites al consumidor y el consumidor comprara feliz ya que le llegas al sentido emocional.
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